El Centro Rural de Innovación Educativa de Alcorisa celebró su aniversario con una «entrañable» jornada que reunió a diferentes implicados del ámbito educativo.
Dos generaciones de alumnos procedentes de colegios rurales de diferentes comarcas turolenses han pasado por las puertas del CRIET de Alcorisa. Semanas de convivencias que traían nuevas amistadas, reencuentros o una oportunidad para conocer metodologías y lugares nuevos. Sin embargo, detrás de lo que ha sido «fiesta» para miles de alumnos, siempre ha estado muy presente la búsqueda y mejora de su autonomía, la socialización del alumnado o darle herramientas para adaptarse a nuevos centros.
Cuatro décadas de trabajo en el Centro Rural de Innovación Educativa de Teruel con los valores iniciales muy presentes, pero siempre buscando innovar. «Los puntos básicos son la socialización, el compañerismo y el fomento de la autonomía, pero también ofrecerle al alumnado nuevas formas de entender la educación. Todo ello con la emoción que conlleva una experiencia así», defiende Alejandro Labay, director del centro.
Todo ello se puso en valor el martes por la tarde en una jornada de puertas abiertas a las que le siguió un acto que contó con antiguos alumnos y sus familias, antiguos directores y miembros de la comunidad educativa. Reencuentros, anécdotas y desempolvar fotos del cajón mientras ser escuchó «esto ha cambiado» o «pero si sigue igual». «Este CRIET tiene una larga historia, muchos jóvenes y mayores cuando escuchan Alcorisa recuerdan buenas historias vividas aquí», añade Labay.
También asistieron representantes institucionales como la directora general de Política Educativa, Ana Moracho, el director del Servicio Provincial de educación de Teruel José Luis Castán, la jefa de Servicio de Desarrollo de Competencias, Milagros Liberal, o el Inspector Jefe del Servicio Provincial, Luis Benito.
Más de 12.000 estudiantes
Actualmente, pasan por el centro anualmente 300 alumnos de 4º, 5º y 6º de primaria, provenientes de 15 colegios rurales diferentes de las provincias, quienes llevan a cabo seis convivencias al trimestre. A ellos, se les aportan valores como la inclusión, ecología y salud, siempre adaptados al entorno y al alumno. «Intentamos en cada convivencia juntar 3 o 4 CRAs que después vayan a compartir instituto, para que ese paso que a veces es traumático sea más fácil si ya se conocen», explica el director del centro.
Para los crietes y crietas procedentes de localidades más pequeñas, el centro también ha sido la oportunidad para estar con más chicos de su edad, algo que ha sido un valor añadido. «En la provincia de Teruel tenemos aulas con 3 o 4 niños, algo tan simple como jugar un partido de futbol a veces no es posible, y estar aquí con 40 compañeros es una alegría, una motivación y una forma de vivir el colegio diferente».
Un mínimo de 300 alumnos cada año hace que en 40 años hayan vivido la experiencia del CRIET más de 12.000 estudiantes, lo que explica el arraigo del centro alcorisano y que esté impregnado en el imaginario colectivo. «Es una institución muy querida y valorada por los vecinos de las comarcas, no solo los involucrados directos, todos deberíamos estar orgullosos de que una idea tan necesaria para el ámbito rural haya nacido aquí y de todo el bien que hace».
