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Con 260 años de antigüedad, el Colegio Santa Rosa Altoaragón de Huesca lejos de achacar el peso de los años está más vivo que... El colegio “Santa Rosa”, de Huesca, celebra sus 260 años creando comunidad y transmitiendo valores

Con 260 años de antigüedad, el Colegio Santa Rosa Altoaragón de Huesca lejos de achacar el peso de los años está más vivo que nunca, mira al futuro, se adapta a los nuevos tiempos aunando la enseñanza con la transmisión de valores, manteniendo su máxima de puertas abiertas, y sigue ampliando el gran círculo que conforman todas las personas vinculadas al mismo, ya sean religiosas, profesores, alumnos o padres.

El centro está de celebración. Se han cumplido 50 años desde que al inicio del curso de 1973 estrenaron las nuevas instalaciones en el Polígono Ruiseñores (ubicado en la actual Pasaje Pico del Águila, 7), un edificio innovador obra del arquitecto y dominico Francisco Coello de Portugal y Acuña. Un espacio que en su momento llamó la atención por su peculiar diseño que permitía adaptar sus estancias, sin acometer obras, a las necesidades que fueran surgiendo con aulas transformables.

El pasado lunes se celebró el primero de los actos programados para conmemorar este aniversario. Pero por delante quedan muchas propuestas para dar a conocer a los oscenses este centro de enseñanza y una historia que han trazado los propios profesores y alumnos.

Su puesta en marcha nos traslada a más de dos siglos y medio atrás, hasta el año 1765, cuando Monseñor Antonio Sánchez Sardinero, Obispo de Huesca, fundó un patronato para educar a niñas pobres de la ciudad y propuso, como lugar para su funcionamiento, el Beaterio de las Dominicas que estaba instalado en la calle Canellas. El Colegio Santa Rosa contó ese año con 177 alumnas entre internas y externas.

El centro adquirió gran fama incluso fuera de Huesca y coincidiendo con su centenario, en 1865, la Reina Isabel II concedió el funcionamiento en él de la Escuela Normal para Maestras desarrollando su actividad hasta 1912, año en el que el Gobierno Canalejas suprimió las Escuelas normales de la Iglesia.

Primero como alumna -se incorporó en 1885- después como religiosa y más tarde como directora, sobresale la figura de Florentina Nicol Goñi, quien fundó la Congregación de Misioneras Dominicas del Rosario (1917), que nueve años más tarde se hicieron cargo del colegio Santa Rosa.

Después llegaron otras fechas señaladas, en 1940 el centro fue autorizado oficialmente para impartir las Enseñanzas Medias o Bachillerato Elemental y en 1958 se concede el Bachillerato Superior. La coeducación, con la llegada de niños al colegio, se implantó en 1984.

Y ya en este siglo, ante la escasez de vocaciones y con el objetivo de dar continuidad al modelo educativo en el curso 2005 – 2006 se pasó la titularidad del colegio a manos de la Fundación Educación Católica (FEC).

Por otro lado, el Colegio Altoaragón nació en la década de los años setenta como una iniciativa de los cinco colegios religiosos que entonces existían en la ciudad de Huesca (Santa Ana, Santa Rosa, Salesianos, San Viator y Seminario), se impartían los estudios del Bachillerato Unificado Polivalente y el Curso de Orientación Universitaria, con aulas repartidas por todos estos centros. Pero con la llegada de la Logse, al extender la enseñanza obligatoria hasta los dieciséis años y ante la falta de espacio en el resto de escuelas, el Colegio Altoaragón negoció con la FEC -que aceptó recibir la titularidad- y quedó como el único centro católico y privado de Huesca que ofrece este nuevo Bachillerato. Así, desde el curso 2000-2001 se imparten dos modalidades, la de Humanidades y Ciencias Sociales y la de Ciencias y Tecnología.

Desde entonces, el Colegio FEC Santa Rosa-Altoaragón ofrece todos los niveles educativos desde los tres años hasta la finalización del Bachillerato, siendo concertados los niveles de Educación Infantil, Primaria y Secundaria Obligatoria. En este curso hay matriculados 903 alumnos, de ellos 108 son de Infantil, en Primaria hay 283, Secundaria cuenta con 209 y el resto, 303 están en Bachillerato.

Una comunidad que crece

La nómina de profesores que han impartido clase en sus aulas a lo largo de este medio siglo es muy extensa, pero cinco de ellos han relatado su vivencia y los fuertes vínculos y el arraigo que mantienen con Santa Rosa.

Su actual director, José Ignacio Casajús Pontaque -en el cargo desde 2018- lleva ya 33 años en el centro y rememora sus primeros recuerdos. “Tenía 22 años, no sabía nada de la concertada y tuve que buscar en el plano dónde estaba el colegio para saber llegar”. Era una época en la que el 90 % del profesorado eran mujeres e indica que “la acogida fue muy buena”, se integró con facilidad y por eso, remacha, “nunca me he planteado ni hacer una oposición ni nada de nada”.

Con el tiempo comenzó a asumir algunas responsabilidades y fue el artífice de poner en marcha la biblioteca del colegio. Muestra gran satisfacción al explicar que “es un colegio abierto en lo físico, porque oficialmente está abierto y todas las clases se pueden ver desde fuera. Pero también lo es en lo mental, en esa relación de compañeros y también con los alumnos”.

María Pilar Planas, fue profesora de Infantil y Primaria y, aunque está jubilada, sigue colaborando en todo lo que le piden, y se muestra muy satisfecha de “haber formado parte de un colegio que siempre tiene las puertas abiertas a todo el mundo, o sea, sin hacer ningún tipo de distinción”.

También pone en valor la implicación de los padres “siempre que les has pedido ayuda han estado allí, han colaborado”. “Yo tengo recuerdos de ver algún sábado nuestro comedor lleno de niños y de padres haciendo todos manualidades y preparando disfraces para Halloween o para Navidad o para Carnavales”, apostilla. Y además pone en valor “la acogida que siempre se presta a todo el mundo y la unión que se transmite”.

Y tampoco pasa por alto el vínculo que muchos alumnos mantienen tras abandonar el centro. “Cuando te los encuentras siempre recuerdan su paso por Santa Rosa, hablan con cariño de los profesores, se acuerdan de un montón de cosas y de vivencias y te agraden los valores que les transmitiste”.

José Antonio Torres, también jubilado, fue director y profesor de Bachillerato. En su caso empezó a trabajar en el año 1982 como profesor en el colegio Alto Aragón. Diez años más tarde asumió la dirección pedagógica, y ambas tareas las desempeñó fuera de las aulas de Santa Rosa. Y ya fue en 1993 cuando, añade, llegó “porque la madre Isabel se retiró del todo” y fue nombrado director general, algo que en lo personal, dice “supuso un gran cambio ya que nunca había tenido vínculo con Primaria”.

Sobre el desarrollo de su labor explica que la sintió como “una cadena de tiempo en la que lo que lo que deseas es que el colegio cada vez vaya mejor, cada vez responda mejor a las necesidades que tienen las familias y los alumnos, porque además es la única razón de ser de un colegio. Y en ese sentido yo creo que Santa Rosa cada vez ha ido mejor”.

Además reconoce la labor de sus compañeros, por “su gran implicación complicidad, apoyo y dedicación”. Y concluye que “el claustro de profesoras, todo el personal que hay en el colegio, al final son en gran parte uno de los elementos esenciales del colegio junto con los alumnos y las familias”.

Santa Rosa tiene una gran presencia en la vida de Lourdes Seral. Ha sido alumna, estuvo un año en el colegio antiguo, pero guarda muy pocos recuerdos. Y en su memoria quedan las primeras impresiones de la actual sede. “El cambio fue muy grande había mucha luz, todo era nuevo…”. En sus primeros años, “en los que todavía se llevaba uniforme”, el centro era solo de chicas, aunque “en Infantil había tres chicos”. Y ya más tarde pasaron a usar batas. Junto a sus compañeras, vivió con expectación “cuando el colegio pasó a ser mixto” y también “la llegada de José Luis, el primer profesor que era la bondad y la paciencia personificada”. Fue un periodo que califica de “súper feliz” y resalta “los valores” que les enseñaron y que por encima de todo “la amistad”, ya que mantiene las mismas amigas con las que compartía aula.

Más tarde se incorporó como profesora y con el paso de los años también ha sido madre de alumnos del centro. Como anécdota destaca que alumnos suyos les han dado clase a sus hijos. Y también que sus hijos “cuando estudiaron se juntaron”, sin buscarlo ellas, con los hijos de sus amigas.

Pedro Peiré, lleva 24 años como profesor. “Comencé recién terminados los estudios en la Universidad, fue acabar ese año y empezar ya en septiembre”, apunta. Su llegada coincidió con un período de renovación de la plantilla y la contratación de nuevos docentes ante la implantación de la Logse y desde el primer momento se sintió “muy bien acogido”. Ve muy positiva “la labor que desempeña el buen claustro” que han formado “con un buen equipo de profesores”. Y en lo personal se ha implicado en “la atención a los alumnos y a las familias” y tiene muy claro que: “más allá de formar tienes que estar cerca de tus alumnos, tienes que acompañarles e intentar descubrir sus inquietudes y también, estar en contacto con las familias”.

Un gran recuerdo

La nómina de antiguos alumnos es muy extensa, y todos ellos guardan un muy buen recuerdo de su paso por Santa Rosa. En el acto celebrado el pasado martes, dos de ellas recordaron esta etapa. Celsa Rufas, vicepresidenta segunda de la Diputación de Huesca afirma que “ha sido muy importante” para ella y le tiene que dar “muchas gracias” al centro porque parte de lo que hoy es, se lo debe al colegio “que además de muchos valores”, le inculcó “el valor de servicio” y por eso dio el paso “para entrar en política”. Y Lorena Orduna, alcaldesa de Huesca, resalta que “los valores del colegio son fundamentales y el colegio Santa Rosa es un reflejo de lo que una ciudad tiene que ser, trabajo y esfuerzo, además de contar con excelentes profesionales que cuidan a nuestros hijos como si fueran suyos”.

Innovación Educativa

El mapa de la Innovación es un recorrido por los colegios de Aragón: un completo proyecto colaborativo que permite a cada centro contar sus experiencias en primera persona.