El pasado viernes 11, en la Filmoteca de Zaragoza, Un día de cine. Alfabetización audiovisual y crecimiento personal, el programa del Departamento de Educación del Gobierno de Aragón, que a modo de cinefórum desde 1999 usa la pantalla como pizarra con el objetivo de educar la mirada del público escolar, ha tenido una de las sesiones más especiales de las que ha desarrollado en sus 20 años de existencia.

Partiendo de la frase de Luis Buñuel “Todos llevamos un cine dentro”, y pensando en trabajar antes de ver el corto Había una vez, de Laura Torrijos-Bescós (primer premio Jóvenes Creadores Aragoneses 2017 y accésit 2018), hemos tenido una sesión muy participativa para:
1. Conocer un poquito al cineasta calandino.
2. Aprender cuál es el proceso creativo que hace que una idea se convierta en película (el cine como proceso mental).
3. Conocer alguno de los oficios del cine que lo hacen posible.
4. Crecer, al mismo tiempo, como estudiantes y como personas.

Había una vez. Sinopsis: Unos niños cantan y juegan junto a la ventana de un sótano, ajenos a lo que hay al otro lado.

La sesión, con formato de taller y por ello pensada para un reducido grupo, a fin de hacerla más participativa, ha contado con la presencia de alumnado de los IES Corona de Aragón, IES Valdespartera y Colegio Salesianas Maria Auxiliadora.

Dinámica de trabajo: La idea ha sido generar imágenes mentales partiendo de la sinopsis del corto; hacer diferentes castings y lecturas dramatizadas del guion; ver las cuatro tomas rodadas de una escena para elegir la mejor; escuchar la banda sonora con todos sus elementos…, hasta que, al final, y tras “ver” el corto en ese cine que todos llevamos dentro, se ha visto en la pantalla, terminando la mañana con un coloquio con la directora del mismo y una visita a la cabina de proyección de la Filmoteca De Zaragoza con la colaboración de Juan, el proyeccionista.

¿Qué hace de ésta una sesión tan especial, especialísima? Que la directora del corto, también guionista y actriz y el director de fotografía, Dani Vergara (premiado en los pasados Simón del cine aragonés), oscenses ambos, han sido participantes en el programa desde que cursaban la ESO. Y aunque el fin de Un día de cine es enseñar a ver, no tanto a hacer cine, para eso están los ciclos formativos y otros estudios universitarios, el poder hacer una sesión como la descrita nos llena de orgullo y alegría.