Orencio Boix estrena en Huesca la película filmada en el colegio Ramiro Solans de Zaragoza durante tres meses.

Septiembre de 2020. Reabre sus puertas tras meses de confinamiento el colegio público Ramiro Solans del barrio zaragozano de Oliver. La preocupación se centra en evitar los contagios y en los efectos de la pandemia en el aprendizaje y el desarrollo emocional de los niños, pero la covid es un problema más, no ‘el problema’ de esta escuela pública, situada en uno de los barrios más humildes de la capital aragonesa, donde buena parte del alumnado pertenece a minorías étnicas y a familias inmigrantes. Las aulas deben ser un motor de integración, actuar como ascensor social, pero este rol se hace aún más difícil con la pandemia.

Sobre estos pilares se construye el documental ‘Las clases’, un título que hace referencia a las aulas físicas y también a los estratos sociales. En la noche de este sábado se estrena, en el marco del Festival de Cine de Huesca con unos invitados de excepción, algunos alumnos y sus familias, protagonistas de la cinta. El filme ha sido dirigido por el oscense Orencio Boix, quien fue director del certamen, y lo ha producido la fundación Cotec para la Innovación, con la idea fundamental de pensar en la escuela pública en tiempos de pandemia.

El documental se rodó a lo largo del primer trimestre del curso, cuando el regreso a la presencialidad estaba plagado de incógnitas. Es un filme que emociona y divierte, sin esconder la realidad y sin tener carácter panfletario, según su productor, Juan J. Gómez, y sobre todo que hace reflexionar sobre el papel de la escuela, entroncando con la función pedagógica del cine.

En ‘Las clases’ intervienen los alumnos y los profesores, también las familias, en cuyas casas metió Boix las cámaras. De paseo por el barrio Oliver, Carlos Magro, presidente de la Asociación Educación Abierta, y la filósofa Marina Garcés mantienen un diálogo sobre la educación. La música la ha puesto Javier Aquilué, y la parte gráfica, el laureado diseñador Isidro Ferrer.

En la presentación de la película, el director ha destacado la singularidad de este colegio, «muy abierto, con un umbral más poroso entre dentro y fuera y que por lo tanto ha sufrido más por las limitaciones de la covid».

Si Boix ha sido la cabeza del proyecto fílmico, Rosa Llorente, directora del Ramiro Solans, ha puesto el «corazón», asegura el productor, «porque ha conseguido generar confianza en las familias» para hacer posible el documental. Por su parte, el director del festival, Rubén Moreno, ha destacado la vitalidad de la película. De entre todos los valores de la misma, se queda con las aportaciones de los alumnos, que ayudan precisamente a hacer esa reflexión sobre la escuela y las desigualdades sociales en unos tiempos tan convulsos.

FUENTE: HERALDO